3. Síntomas y Daños
Dadas las características tan especiales de este curculiónido (desarrolla el
ciclo en el interior de la palmera), unidas a las propias del huésped (palmeras
de cierto tamaño, mal podadas, etc...), en una fase temprana del ataque, no es
fácil detectar los síntomas. Detectar su presencia con mayor o menor prontitud,
depende de factores tan variables como, el lugar por el que se haya iniciado la
infestación (corona o diferentes partes del tronco), grado de ataque, porte del
ejemplar, etc.
Si la entrada es por la corona, cercana al punto vegetativo, al tratarse de vegetales que no ramifican, las palmas son más vulnerables, los síntomas se manifiestan antes y presentan un daño considerable y no recuperable. Se podrán observar las hojas jóvenes, centrales que aún no están totalmente desarrolladas, con algunos trozos de pinnas o folíolos comidos, inclinadas o con un aspecto decaído. Al tirar se desprenden con facilidad. En un estado más avanzado el penacho se rompe y cae por el viento.
Si la penetración se produce a través de las heridas (podas o deshijado) en diferentes zonas del fuste, estípite o tronco, el daño es menos grave, si se detecta a tiempo podría controlarse al principio del ataque. Cuando la vaina o base de las hojas ha sido afectada por la plaga, su aspecto general cambia pues se observa como si las palmas no tuvieran una posición normal y estuvieran “desordenadas”, quizás debido al retorcimiento del raquis en las hojas más externas. Estas se desprenden fácilmente y se aprecian las galerías, pudiéndose ver individuos y restos de fibra.
Otros síntomas asociados que pueden ayudar a detectar su presencia en el interior de la palmera son:
Si la entrada es por la corona, cercana al punto vegetativo, al tratarse de vegetales que no ramifican, las palmas son más vulnerables, los síntomas se manifiestan antes y presentan un daño considerable y no recuperable. Se podrán observar las hojas jóvenes, centrales que aún no están totalmente desarrolladas, con algunos trozos de pinnas o folíolos comidos, inclinadas o con un aspecto decaído. Al tirar se desprenden con facilidad. En un estado más avanzado el penacho se rompe y cae por el viento.
Si la penetración se produce a través de las heridas (podas o deshijado) en diferentes zonas del fuste, estípite o tronco, el daño es menos grave, si se detecta a tiempo podría controlarse al principio del ataque. Cuando la vaina o base de las hojas ha sido afectada por la plaga, su aspecto general cambia pues se observa como si las palmas no tuvieran una posición normal y estuvieran “desordenadas”, quizás debido al retorcimiento del raquis en las hojas más externas. Estas se desprenden fácilmente y se aprecian las galerías, pudiéndose ver individuos y restos de fibra.
Otros síntomas asociados que pueden ayudar a detectar su presencia en el interior de la palmera son:
- El ruido producido por las larvas al morder o devorar mientras se alimentan y que es fácilmente audible cuando la palmera está muy afectada.
- El olor tan característico que se desprende como consecuencia de la pudrición de los tejidos internos, en el caso de que exista un ataque importante.
- Los orificios de salida, exudación viscosa de color rojizo y restos de fibra que pueden aparecer, en casos extremos, en el fuste de algunos ejemplares afectados.
4. Métodos de control
En los lugares donde es originaria esta plaga se conocen una serie de
enemigos naturales que, según bibliografía, resultan insuficientes para su
control biológico. A nivel práctico se recomiendan los siguientes métodos de
control:
Steinernema carpocapsae (nematodos entomopatógenos).
Tratamientos curativos. Realizar un calendario de tratamientos mediante inyecciones al tronco con productos químicos inscritos en el Registro Oficial de Productos y Material Fitosanitario y autorizado su uso en palmáceas, y pulverización alternativa con producto químico autorizado y nematodos entomopatógenos.
Arranque y destrucción de palmeras infectadas. En el caso de ejemplares fuertemente atacados y que resulte inviable cualquier tipo de tratamiento, proceder al arranque y destrucción de todos los restos vegetales. La gestión de residuos adecuada es fundamental para evitar que la plaga se propague más fácilmente. Es por ello que los restos no deben abandonarse en vertederos incontrolados.
4.1.
Indirectos.
Evitar todo tipo de heridas, dado que las palmeras
“lesionadas” son más propensas a los ataques. Esto supone la recomendación de no
realizar podas u otras prácticas culturales que puedan provocarlas
(deshijado, afeitado),
en los meses de mayor actividad del curculiónido y limitarlas a los meses más
fríos del año (de diciembre a febrero) que serán los de menor actividad del
adulto.
Siempre será conveniente recubrir las heridas con
alguna pasta cicatrizante o mástic y aplicar un tratamiento insecticida a todos
los ejemplares manipulados.
Evitar realizar nuevas plantaciones de palmeras
Phoenix canariensis y Phoenix dactylifera en las “zonas
afectadas”, ya que después del trasplante, durante el periodo de adaptación, la
planta se encuentra debilitada resultando muy atrayente para el insecto y porque
dicho momento (verano) coincide con su época de mayor actividad.
( Pulse sobre la imagen para ver ampliado el detalle ) |
4.2.
Directos.
Tratamientos preventivos. Pulverizaciones
alternativas cada 45 días con formulados a base de nematodos entomopatógenos que
estén incluidos en la relación de “Otros medios de defensa vegetal” del
Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y con productos químicos
inscritos en el Registro Oficial de Productos y Material Fitosanitario y
autorizado su uso en palmáceas. Comprobar autorización para ese uso.
Las materias activas y productos fitosanitarios
autorizados en la actualidad para su utilización en palmáceas para el control de
esta plaga se pueden consultar en el Registro Oficial de Productos
Fitosanitarios en la siguiente página web:
Otros medios de defensa:Steinernema carpocapsae (nematodos entomopatógenos).
Tratamientos curativos. Realizar un calendario de tratamientos mediante inyecciones al tronco con productos químicos inscritos en el Registro Oficial de Productos y Material Fitosanitario y autorizado su uso en palmáceas, y pulverización alternativa con producto químico autorizado y nematodos entomopatógenos.
Arranque y destrucción de palmeras infectadas. En el caso de ejemplares fuertemente atacados y que resulte inviable cualquier tipo de tratamiento, proceder al arranque y destrucción de todos los restos vegetales. La gestión de residuos adecuada es fundamental para evitar que la plaga se propague más fácilmente. Es por ello que los restos no deben abandonarse en vertederos incontrolados.
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