Devoción, fe, creencia y una gran tradición familiar me inculcaste
desde que era niño, siempre bajo tu atenta y cariñosa mirada... Te echo
de menos muchísimo, a diario, pero el Jueves Santo, ese día que desde
el alba vivíamos año tras año con tal pasión, hace que me recorra el
cuerpo un sentimiento tan especial y un nudo en la garganta
indescriptible. Ayer, momentos antes de portar sobre mis hombros
nuestra sagrada imagen, tras 5 largos años de ausencia. Siempre
presente en nuestros corazones.
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